El habla local
El lenguaje del concejo de Cudillero no ofrece ninguna particularidad especial con relación a las hablas del resto del occidente asturiano, a excepción del de la villa capital, el pixueto o pixuatu, que parece que conserva palabras que podrían proceder de la Bretaña francesa, desde luego de la lengua de “Oil”, norte de Francia, y no de la de “Oc” o provenzal. Por ejemplo: pesca de rochel (pesca “de roca”), sable (“arena”; la parte superior de La Ribera se la denomina “El Sable”), allumar, pote, vixu, fada, calamieras, verxel…
Dice Elvira Bravo que la lengua que mayoritariamente se hablaba en la villa de Cudillero, que comparte algunos rasgos con el resto del asturiano occidental, presenta, sin embargo, marcadas y particulares diferencias, que hacen de ella una lengua casi única dentro de Asturias y aun dentro del territorio romance en opinión de Lorenzo Rodríguez-Castellano.
Por una parte, cabe destacar la fuerte entonación que identifica el habla pixueta, sus giros y su acento, y aunque ya el dialecto tiende a desaparecer, no se despega fácilmente de las familias pescadoras e incluso de los naturales de la villa, fuesen o no pescadores. Su pintoresco vocabulario, además, resultaba en muchos casos incomprensible para los otros habitantes de Cudillero, bien fuesen del concejo o incluso del barrio de La Cai, al menos según recordaba Elvira y las fuentes de las que ella bebía.
Como en el resto del occidente de Asturias (y de otras zonas del Principado), forma el plural femenino en –as; así fabas, neñas, iscualas, patatas, quias, mozas o Asturias, y no fabes, neñes, escueles, patates, quies, moces o Asturies. Por otra parte, es característico el uso reiterativo de perífrasis verbales de obligación: has de vinir, tianis que dicillu…
Pero lo más importante, sin duda, de esta habla son sus diptongos en “ia” y “ua”, como observó muy bien Lorenzo Rodríguez-Castellano, quien, a finales de la década de 1950, realizó un estudio de la lengua pixueta. Tras haber leído unas Amuravelas impresas, se percató de esta diptongación, que se repite constantemente en las palabras pixuetas, como se habrá observado en los numerosos ejemplos ofrecidos a lo largo de las páginas anteriores y siguientes. Tanto se sorprendió por este rasgo, que decidió venir a la villa para comprobar si, en efecto, se daba este fenómeno o si se trataba de erratas de imprenta. Los diptongos “ia” y “ua” (provenientes de ‘e’ breve y ‘o’ breve latinas en sílaba tónica) se dan sin excepción, frente a la diptongación en “ie” y “ue” del castellano y del resto de Asturias (salvo algunas palabras de manera esporádica). Así, tenemos bian, xanti, miárculis, quian, ya, viárbini, cumiandu… esto es, bien, gente, miércoles, quien, es, viérbene (“gusano”) y comiendo; y guala, guavus, fuau, lluau, guayus, guay, fuanti (también fonti) o nuasu (o nuastru), esto es, abuela, huevos, fuego, luego, ojos, hoy, fuente o nuestro. (1) Más ejemplos se encuentran a continuación, en los apartados de “Voces de andar por casa”, “Expresiones y refranes pixuetos” y “Apodos”. Según esto, lo adecuado al hablar del pixueto sería hablar del pixuatu, nombre que se le da a la lengua empleada por los antiguos pescadores de la villa y a ellos mismos. Estaba tan arraigado este sonido que se daba hasta en palabras de introducción reciente, como en “Estetuto la Vivianda” (por “Instituto de la Vivienda”). Esta característica llevó al mencionado Rodríguez-Castellano a pensar que este dialecto “guardase reliquias de un pasado lingüístico de desarrollo (…) autónomo”, explicado por la poca (casi inexistente) relación de sus habitantes, consagrados “exclusivamente a la pesca”, con los aldeanos de los pueblos vecinos, aun los tan cercanos de Villademar, La Atalaya o incluso de La Cai, dentro del propio Cudillero, como ha quedado dicho. Hoy en día, lamentablemente, son contadas las personas que hablen pixueto, estando muy extendido el uso de los diptongos “ue” y “ie”, aunque sí se mantiene el deje particular de su entonación en los autóctonos, que se conserva dentro de las familias, siendo muy difícil que se extienda fuera de este ámbito.
Otros rasgos del pixueto son la terminación de los pasados en –ei, -ou: llaméi, llamóu, quedéi, quedóu, mexéi, mexóu… Distingue el femenino y el masculino en las formas del posesivo, normalmente precedido por el artículo: miou pa, mi ma, tou pa, la tu hermana, el sou hermanu, la su hermana, el nuasu… el vuasu… La diptongación común al bable occidental (y al gallego) parece que se introdujo tardíamente: no se pronunciaba compañeiru, sino compañeru; aunque sí encontramos habitualmente ferreiru, cousa o poucu. Las vocales átonas en posición final –o y –e se cierra en –u e –i: iviarnu (invierno), siampri (siempre), diciambri (diciembre), viantu (viento), fríu, lleichi (leche)…
En los verbos irregulares, las modalidades son muchas. Algunos, como facer o faer, en determinados tiempos se asemejan al resto del bable. Son distintos: fixi, fixisti, fixu, fiximus, fixistis, fixarun. El futuro tiene dos formas, coincidiendo con el infinitivo: faceré o faeré. En el imperativo, la segunda persona del plural, suele terminar en –éi, –ii, –ái, o, lo que es más extraño, en –edi, –idi, –adi, una muestra más del carácter arcaizante del dialecto que observara Rodríguez-Castellano : facéi, facedi, salii, salidi, marchái, marchadi. Es imposible detallar todas las particularidades de los verbos: rir (reír); isquibrir (escribir), “lleer”; de “poner”: Punxu, puxu, puanxu. De traer: Troxu, trouxu. De “querer”: Quer, quiaru, quias, quiar. De “tener”: Teu, tianis, tian, teneré, tenerás, tenerá. En el verbo “ser”: Sou, sos, ya. En el pretérito imperfecto, en lugar de “era”, se dice “iba”, “ibas”, “iba”…(Iba muy altu, en lugar de “era muy alto”). Y eso que algunas formas antiguas ya se van perdiendo: tiní, tinisti, tinió… En el verbo “querer” el subjuntivo es: quera, queras, quera, querramus, querráis, queran.
Generalmente, el pronombre se pospone al verbo: tróuxulu, díxulu…, salvo que vaya subordinado a otra partícula. Los pronombres personales me, te, se, son mi, ti, si: “Non (o nun) mi lu digas”.
Se necesitaría un libro para escribir las particularidades de esta habla. Aparte, insistimos, son característicos y exclusivos sus giros especiales y distintivos, el sonsonete, la gracia, el chiste, las ocurrencias…
En 1966, la francesa Bernadette Paringaux obtuvo su Diploma de Estudios Superiores en la Universidad de La Sorbona, de París, gracias a un estudio del pixueto, dirigido por el eminente filólogo André Martinet. En 2019, la Asociación “Amigos de Cudillero” la distinguió con la XL Amuravela de Oro, por ser pionera en el estudio y conocimiento académico del pixuatu, desde el ámbito de una tribuna universitaria tan prestigiosa y acreditada como es La Sorbona.
(1) Rodríguez-Castellano observó en un pueblo de Huesca y también en La Sistierna (Ibias) un fenómeno similar, pero sin embargo bastante distinto al pronunciarlo y que solo se daba de forma esporádica.