No se sabe exactamente cuándo fue el comienzo de esta tradición. Según diversos comentarios y estudios, podría datar de hace más de 400 años (hacia 1569), época en que tuvo lugar la construcción de la Iglesia. Durante esa época habían vuelto los marineros que acompañaron a D. Alvaro Menéndez en la Conquista de la Florida, embarcados en una nave construida en Cudillero, “El Espíritu Santo”. Durante ese viaje aprendieron el saludo que se hacía al Almirante y quisieron hacer lo mismo con su Santo Patrono.
Podemos decir que L’Amuravela, cuyos orígenes como hemos visto se pierden en la historia de Cudillero, es una crónica en verso de los acontecimientos de la villa pixueta y del mundo, llena de gracia e ironía.
Una de las descripciones realizadas, en 1864, señala que : “El día de San Pedro, los marineros sacan una barca del muelle, colocándola casi fuera de él. Después la empavesan, la adornan con banderas y cintas de todos los colores. Por la mañana el pueblo se reúne en torno del bajel, cuyas velas yacen amainadas. Una banda de música, seguida del clásico tambor y gaita, anuncian que la procesión avanza hacia La Ribera. En efecto, aparecen en fila las imágenes de San Pedro, San Francisco y la Virgen del Rosario, conducidas a hombros de los respetables jefes de la marinería del pueblo. Delante de San Pedro, llama la atención un tipo extraño que bailotea de una manera desacompasada. Su traje es por lo común un conjunto de prendas militares, que arrancarían la risa al más misántropo. Lleva por lo regular un alto morrión, que recuerda a los antiguos realistas; casaca de largas faldetas y color de verde botella, con vueltas encarnadas; charreteras de estambre amarillo; pantalón de hilo blanco y una gran banda de seda de colores, rayada, y pendiente de un tahalí de cuero, un tremendo sable. Este personaje es el protagonista de la función y el que hace por la mañana todo el gasto de ella. Cuando la procesión llega al punto en donde está la barca, coloca a San Pedro en la popa, único que goza este fuero, pues los demás se mantienen a una distancia respetable de la lancha.
Entonces el capitán penetra en la barca. Una vez en ella, desenvaina su espada, perora lo más graciosamente con la imagen del apóstol y apenas termina vuélvese dando una pronta voltereta sobre la tripulación, a quien ordena con voz cómica la maniobra. Los cohetes atruenan los aires; mil petardos colocados sobre los bordes de la lancha estallan con estrépito; los xigantes que se levantan a los lados empiezan a girar y a deshacerse lanzando en torno suyo carretillas; y en medio del humo que se levanta, vése a los marineros trepar sobre los palos de la lancha, virar y extender las velas…., finalmente los patrones conducen a San Pedro hacia la Iglesia y empiezan a bailar la imagen”.
Entre sus primeros recitadores podemos destacar a : Xuaco Gaitano, Unvela, Xustín y Felipón.
L’Amuravela se suspendió varias veces por oposición de los párrocos, lo que daba lugar a diferentes cánticos y danzas en defensa de la misma. Uno de los primeros problemas surgidos ocurrió a mediados del siglo XIX, cuando al regreso de la procesión, los marineros pretendían que el Santo siguiera su trayectoria hacia la Ribera y el cura, con algunos feligreses, pretendía que regresara a la Iglesia. Al final se mantuvo la tradición y una vez terminado el acto, los marineros cantaban:
Si el señor cura no quiere,
que Felipe eche el sermón,
que renuncie de este pueblo,
y que nos deje el Patrón.
Posteriormente tuvo lugar el segundo incidente cuando “Xuan de la Cuca”, recitó unos versos duros, a juicio de la Iglesia, dirigiéndose a San Pedro:
Si falta pescao o pan,
d’un sablazo vas al suelo,
cojo las llaves del cielo,
y se las doy a San Xuan
Fue entonces cuando surgió la copla más conocida de L’Amuravela y que ha pervivido a lo largo de todos estos últimos años :
Mientras Cudillero viva,
ya duri la fuenti’l Cantu,
va San Pedro a la Ribera,
con todos los demás Santus.
Desde entonces, aunque se seguía celebrando la procesión llevando el Santo a la Ribera no había Amuravela. Durante el año 1913 se intentó reponer pero no fue así.
En 1946 se recuperó esta gran tradición : el Alcalde de Cudillero D. Luis Antolín y D. Luis Tejerina llegaron a un acuerdo con el cura de entonces, D. Juan Méndez, para que se recitara L’Amuravela sin la presencia de San Pedro.
Una de las personas que más ha hecho para que esta tradición se mantuviera ha sido Elvira Bravo, autora del Sermón desde 1947 hasta su muerte en 1986.
Otra de las personas destacadas en la labor de recuperación y mantenimiento de L’Amuravela ha sido Juan Luis Alvarez Bravo “Totó” (hijo de Elvira Bravo), recitador durante 32 años. En el año 1983, “Totó” tomó la decisión de dejar L’Amuravela. Diversos acontecimientos le obligaron a continuar hasta 1984, pero ya buscando un sustituto.
Al año siguiente, 1985, Cesáreo Marqués Valle toma el relevo y desde entonces es el actual recitador de L’Amuravela. Desde el año 1995, también es su autor. Gracias a su amor a Cudillero, esta ancestral tradición no se ha perdido y en su ánimo está mantenerla y promocionarla todo lo que se merece.
El día 29 de Junio de 2005, se convierte en una fecha histórica : se recupera una tradición durante más de un siglo anhelada por todos los pixuetos y muy especialmente, en los últimos años, por su actual autor y recitador, Cesáreo Marqués : la presencia de San Pedro.
Recordando un poco la historia, nos encontramos con un artículo del diario El Comercio (Gijón), con fecha 3 de Julio de 1884, el cual explica, que el 29 de Junio de 1884, el recitador de L’Amuravela, “Xuan de la Cuca”, a través de algunos versos del Sermón, desencadena un enfrentamiento con el Clero de aquella época, que ve en todo ello una conducta irreverente hacia la imagen de San Pedro, presente en el acto, en la Ribera, como tradicionalmente venía sucediendo todos los años.
Aquella fecha, marcó un tiempo excesivamente largo sin San Pedro, pues al año siguiente (1885), la imagen, y hasta este año 2005, no ha estado presente en el Sermón.
Las reuniones previas, en las que participaron la Comisión de Festejos, Cesáreo Marqués, Comunidad Parroquial y el párroco D. José Pérez Barcia, fructificaron con un acuerdo histórico para Cudillero, pues si es historia la ausencia, ahora lo es la presencia de San Pedro, con todos los demás Santos en la Ribera, para escuchar el Sermón.
En el año 1976, esta fiesta fue declarada de INTERES TURISTICO.
En el año 2020 y debido a la pandemia del coronavirus, l’Amuravela dejo su escenario natural de la Ribera, para celebrarse de manera excepcional, en el interior de la Iglesia Parroquial, una solución poco ortodoxa, pero la única, para que Cudillero y San Pedro no quedaran sin escuchar su tradicional sermón.